4 de noviembre de 2013

Cerro Negro



Contar en la nómina de amigos con personas como Julio Saura es un privilegio al alcance de pocos. Que, además, depositen su confianza en ti para poner palabra a su obra, es un regalo. Y si, finalmente, te invitan a visitar su casa, su sitio, su espacio, su gente, su mar, su vida... cualquier agradecimiento se queda pequeño.

Algo parecido ha ocurrido este fin de semana en Las Negras, en Almería. Al lado del mar las cosas suceden de otra manera. Julio ha inaugurado Cerro Negro, poniéndose al frente de un lugar en el que se reunirán, además de las bebidas más o menos espirituosas, las risas, la alegría, la cultura y el ver pasar los días convertidos en compendios de felicidad. Durante tres días ha convocado a los amigos para que la poesía, la música o el teatro dieran la bienvenida a su proyecto. Y ante la rotundidad de su llamamiento poco se puede hacer, sino acudir. Han sido unas jornadas estupendas que auguran un futuro prometedor... y mucho trabajo. Pero a Julio no le faltan ni ganas ni capacidad. Cerro Negro terminará siendo punto de atracción en las tierras del Cabo de Gata.

Como mínimo pago a todo su generoso derroche (incluyo aquí mi agradecimiento a los inmensos brazos de Carlos Tejada que me acogió en su casa), este pequeño libro que reúne su magnífica obra y mis humildes palabras...

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